El Chori
Hace mucho tiempo, algunos años ya, cuando todavía sus paredes estaban pintadas de blanco, el Chori Pub era un desconocido para mi. Siempre bajaba la cuesta de La Cueva, camino de los Jardines o del Pajarito, y miraba hacia la fuente Cristobilla, con cierto recelo. Recelo, no por nada especial, simplemente las dimensiones del bar y el carácter de “íntimo” hacían que mis dieciocho añitos no pisaran los suelos que regentaba el barman Nicolas.
Fue una noche, de casualidad, cuando aún no estaba abierto ni el Xino, ni lo que posteriormente fue el Nano (y hoy Pub Hebe), nos dio por entrar. Fue en ese momento, cuando me di cuenta que ya estaba atrapado por el lugar. Fotos y fotos de cantantes en las paredes, una música que se asimilaba a lo que yo iba buscando y sobre todo (y no es peloteo) un trato más que familiar del tipo delgaducho que llevaba el garito. Esa fue una primera toma de contacto. Luego, la visita al Chori se fue haciendo habitual y hoy es indispensable.
Allí me encontré con nuevos y buenos amigos, con viejos amigos que volvieron a serlos, con primos que tenía guardados en el olvido y que aparecieron detrás de una buena charla. Porque si algo hay en el Chori son las charlas. Un espacio reducido donde el “comeorejas” es el deporte por excelencia, y las risas y los cantes, la mejor práctica para ejercitar la mandíbula.
Han sido innumerables las generaciones que han pasado y siguen pasando por ese rinconcito. Muchas habrán vivido experiencias parecidas a la mía. El caso es que de una manera u otra, el Chori Pub se ha convertido en punto de encuentro de la juventud y no tan juventud benalupense. Buena parte del mérito, lo tiene ese barman campechano, de historias mil, que te sabe poner una cerveza (por ejemplo) mientras te cuenta una de las tantas hazañas que ha vivido año tras año en esos pocos metros cuadrados.
No lo duden, pongan sus pies en ese rincón (con permiso de los demás locales), y notarán que allí en medio, teniendo de fondo a Queen, Calamaro o al mismísimo Sabina, por poner un ejemplo, sienten formar parte de una gran familia, de un gran grupo de amigos. Quizás sea ese el secreto del Chori, lo reducido del espacio. Ya se sabe: “el roce hace el cariño”. Larga vida al Chori Pub.
Juan Pedro Aguilera Román
Fue una noche, de casualidad, cuando aún no estaba abierto ni el Xino, ni lo que posteriormente fue el Nano (y hoy Pub Hebe), nos dio por entrar. Fue en ese momento, cuando me di cuenta que ya estaba atrapado por el lugar. Fotos y fotos de cantantes en las paredes, una música que se asimilaba a lo que yo iba buscando y sobre todo (y no es peloteo) un trato más que familiar del tipo delgaducho que llevaba el garito. Esa fue una primera toma de contacto. Luego, la visita al Chori se fue haciendo habitual y hoy es indispensable.
Allí me encontré con nuevos y buenos amigos, con viejos amigos que volvieron a serlos, con primos que tenía guardados en el olvido y que aparecieron detrás de una buena charla. Porque si algo hay en el Chori son las charlas. Un espacio reducido donde el “comeorejas” es el deporte por excelencia, y las risas y los cantes, la mejor práctica para ejercitar la mandíbula.
Han sido innumerables las generaciones que han pasado y siguen pasando por ese rinconcito. Muchas habrán vivido experiencias parecidas a la mía. El caso es que de una manera u otra, el Chori Pub se ha convertido en punto de encuentro de la juventud y no tan juventud benalupense. Buena parte del mérito, lo tiene ese barman campechano, de historias mil, que te sabe poner una cerveza (por ejemplo) mientras te cuenta una de las tantas hazañas que ha vivido año tras año en esos pocos metros cuadrados.
No lo duden, pongan sus pies en ese rincón (con permiso de los demás locales), y notarán que allí en medio, teniendo de fondo a Queen, Calamaro o al mismísimo Sabina, por poner un ejemplo, sienten formar parte de una gran familia, de un gran grupo de amigos. Quizás sea ese el secreto del Chori, lo reducido del espacio. Ya se sabe: “el roce hace el cariño”. Larga vida al Chori Pub.
Juan Pedro Aguilera Román
4 comentarios:
Bonito artículo, Juanperro.
El Chori debería considerarse Monumento BIC (Bien de Interés Casaviejeño o Bien de Interés pal Cubateo)
¡No a la segunda planta guardería!
¡No al sótano casino!
¡No a la ampliación del Chori!
también estamos los carrozones, clientes de primera hora, que rejuvenecemos al contacto con la barra y el trato de los nuevos clientes...
gracias, gracias, gracias, si algo ayuda a seguir al pie del cañon es tener gente como ustedes.....
Chori pí eres mi rincón favorito de Benalup, gros biz.
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