"Durante el año en que vinieron los misioneros, uno de ello iba cada día al Tajo, donde estaba la Iglesia. un día el misionero fue a la choza donde vivía una familia con cinco hijos. Al llegar, dijo; "Buenas tardes. ¿Puedo entrar?". El campesino respondió: "Entre...". Preguntó al campesino: "¿No va a la Iglesia?". El hombre respondió: "Por supuesto que no". El misionero preguntó: ¿Por qué no?. El campesino respondió: "A causa de la iglesia que hay allí. Mi mujer y yo trabajamos allí cinco días en ella porque nos dijeron que iba a ser una escuela, pero luego puesieron una iglesia". El misionero tomó notas en una hoja de papel y le dijo al campesino: "Antes de que me vaya de este pueblo Uds. tendrán electricidad y la iglesia será una escuela". Y cumplió su palabra. Hubo luz y una escuela". (Juan Moreno Vidal).
extraído del libro "Las coplas de carnaval y la sociedad gaditana" de Jerome Mintz (publicado por la Asociación Brezo y Castañuela)
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