La ermita de san Ambrosio es, junto a la ermita de San Paulino, también de Barbate, de los ejemplos más antiguos que conservamos de la presencia del cristianismo español. Se ha excavado por una equipo de arqueólogos de la Junta de Andalucía y en ella ha intervenido a lo largo de cuatro años una escuela-taller.
En los cimientos se han encontrado vestigios del Bronce Final, básicamente fragmentos de cerámica. Aparecían de siempre restos romanos, de una villa, en el sitio y en los alrededores. En el atrio apareció un muro de mampuesto, con pinturas murales policramas romanas (con aves, motivos vegetales...) y solería de opus signinum; pudo corresponder a la vivienda. Aparecieron dos piletas (una con opus signinum y otra forrada con tégulas). En ellas salió un juego de siete pesas de plomo con el peso inscrito, una jarra de vidrio y una vasija de cerámica (semejante a un botijo). Había una especie de prensa, que debería llevar su viga.
Pudo elaborarse a fabricación de miel y cera. Vejer se llamaba Vejer de la Miel y San Ambrosio es el patrón de los apicultores. La miel, según Columela, es de más calidad si en los campos abunda el azufaifo, cosa que aquí ocurre. Los restos de la villa se mantienen bajo la ermita.
En los muros de la ermita hay sillares romanos, de la villa. De la villa romana hay dos capiteles (uno corintio compuesto). Terra sigillata y monedas del siglo IV, época de San Agustín y de San Paulino de Nola, halladas en los alrededores llevan a que esta ermita no es visigoda sino tardorromana. Se han estudiado dos tipos de mortero, uno romano, de mayor calidad, y otro del siglo IV, de menor calidad.
Fray Jerónimo de la Concepción explica que en el siglo IV vinieron a esta zona san Ambrosio y san Paulino con otros monjes. Si se trata de San Ambrosio de Milán y de San Paulino de Nola o de otros personajes de igual nombre es objeto de discusión. A San Paulino de Nola se le había dedicado en Barbate una basílica sobre un antiguo templo de Mitra.
La consagró Pimenio. El epígrafe de cosagración se grabó sobre una columna y se puede traducir, con Vega Geán, así: "En nombre de Nustros Señor Jesucristo. Aquí están las reliquias de los Santos Vicente, Félix y Julián, mártires. La dedicación de la basílica se hizo el día ¿21 de noviembre? (¿11 antes de las calendas de diciembre?), en el año 16 del obispado de Don Pimenio, 682 de la era (hispánica: 644 dC.)".
El fragmento del fuste que contiene la inscripción fue robado hace unos años pero al poco tiempo apareció, devuelto, en el patio de la cercana ermita de la Oliva, de Vejer, donde se conserva.
Otras incscripciones del obispo Pimenio están en Utrera, Alcalá de los Gazules y en Medina-Sidonia. Fue obispo durante 32 años y colaboró en consolidar la presencia visigoda en este territorio hasta entonces sometido a la presencia bizantina. Fue contemporáneo y seguidor de San Isidoro y de San Fructuoso, que transformaron el monacato frente a la tradición anterior de San Paulino de Nola.
En la cara exterior de los muros había placas de cerámica con hexafolios y otros elementos propios de la decoración visigoda. En la parte de atrás hay enterramientos, ya vacíos y saqueados, excepto uno que conservaba un cadáver de un niño de dos años.
Tras las reformas visigodas hubo otras en el siglo XV. La portada, ojival con alfiz, presenta escudo del Obispo Solís.
La bóveda de la capilla aneja es gótico-mudéjar y se asienta sobre pechinas. Incluso han aparecido monedas de la época de los Reyes Católicos. La estructura metálica la instaló la segunda escuela-taller.
1 comentario:
``Toito te lo consiento,
menos que le faltes a mi mare,
que una mare no se encuentra
y ati te encontre en la calle´´
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