como se ha anunciado ya, un día a la semana (jueves probablemente) se publicará una entrada al blog con una columna de opinión relatos,... a título personal de alguien de la asociación.
este es el de esta semana.
LA DELGADA LÍNEA BLANCA (Antonio González González , "Capita")
Despertó rodeado por la claridad del blanco. El cerebro tiene unos recovecos tan ocultos que ni si quiera uno mismo los conoce. El destino se mostraba caprichoso y su mente evocaba en última instancia la imagen de una luz radiante antes de que el sueño le cerrase los ojos. Realmente parecía el mismo lugar, pero estaba tan lejos. Recordó:
- Nieve. Subido a una tabla surcaba un manto blanco jamás antes pisado por el hombre, un impracticable terreno del nevado Cerler. A cualquiera se le encogería el corazón con la emoción de descender nieve virgen, la inmaculada dorsal de la montaña. Velocidad, mucha velocidad. Por fin había descubierto el verdadero significado de lo que llaman adrenalina.
Los saltos no se contemplan, sino se sienten. Uno de estos montículos nevados con los que cualquier jinete de las cumbres sueña para su vuelo perfecto. Él no iba a ser menos. Tomó la suficiente inercia e intentó un giro imposible. Ya en el aire y a mitad de su valiente pirueta observó la superficie rocosa sobre la que debía caer, una cresta del destino que la tierra había desnudado impunemente, mostrando las vergüenzas del mundo sin su camisón canoso.
Blanco fue su último sueño y el paraíso es blanco.
Despertó rodeado por la claridad del blanco. El cerebro tiene unos recovecos tan ocultos que ni si quiera uno mismo los conoce. El destino se mostraba caprichoso y su mente evocaba en última instancia la imagen de una luz radiante antes de que el sueño le cerrase los ojos. Realmente parecía el mismo lugar, pero estaba tan lejos. Recordó:
- Nieve. Subido a una tabla surcaba un manto blanco jamás antes pisado por el hombre, un impracticable terreno del nevado Cerler. A cualquiera se le encogería el corazón con la emoción de descender nieve virgen, la inmaculada dorsal de la montaña. Velocidad, mucha velocidad. Por fin había descubierto el verdadero significado de lo que llaman adrenalina.
Los saltos no se contemplan, sino se sienten. Uno de estos montículos nevados con los que cualquier jinete de las cumbres sueña para su vuelo perfecto. Él no iba a ser menos. Tomó la suficiente inercia e intentó un giro imposible. Ya en el aire y a mitad de su valiente pirueta observó la superficie rocosa sobre la que debía caer, una cresta del destino que la tierra había desnudado impunemente, mostrando las vergüenzas del mundo sin su camisón canoso.
Blanco fue su último sueño y el paraíso es blanco.
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