martes, 12 de junio de 2007

EL "ROUGE" FEMENINO (Fátima Vila)
Que el mayor de los sufrimientos puede ceder de la mano de un rouge de labios es una realidad extrañamente comprensible para ciertos individuos. Y digo -viduos, en neutro, porque la cesión a la máscara de pestañas, las medias de seda o los tacones de aguja, es una debilidad ridículamente achacable a los géneros aunque alguno se sienta morir leyendo tal aserto. Y es que que los varones hayan andado por el pasado siglo -más atrás la cosa fluctúa- sin sucumbir a los polvos translúcidos y el colorete, no les libra de la cesión futura a la cosmética ni a la estética. Dos realidades terminadas en -ética, mira por dónde, a las que parecen aproximarse de manera galopante si atendemos a las nuevas líneas pour homme puestas en marcha por las principales firmas del sector. También si nos diéramos un paseo por los secretos de ciertos dormitorios masculinos. Detrás de los muy machos, de los extrañamente agresivos. A alguno le levantará el estómago eso de imaginar a su compañero de farras con los ojos como Farah Diva, aunque señores, háganse a la idea, el köhl no es patrimonio femenino.
Esta servidora, en su peligroso equilibrio de contradicciones, todavía no se ve de la mano de un tipo más pinturreado que ella, aunque quién sabe... Por ahora me quedo más con los defensores de la cada lavada capaces de apreciar cómo brillan, relucen y se ensanchan tus pupilas frente a un rouge allure satiné del 18.
«No me puedo creer que sea tan importante», te dicen mientras contemplas, como extasiada, el pequeño artilugio negro y dorado con el que te han salvado el día. «Mejor cariño, éste, como todos, es un placer adictivo».
publicado diario La Voz 12/Junio/2007

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