No le llamemos "Plantón"
Manuel Alcántara
La Voz (3/II/2010)
Las citas no acordadas permiten no tener que disculparse por no asistir a ellas. Obama no vendrá a España, donde iba a ser tan bien acogido como Legrá, que no hubiera sido campeón del mundo sin nuestra hospitalidad, aunque era desde que empezó a boxear una mezcla de puma y bambú. Habrá que pensar en otras visitas que nos den lustre, ya que la Casa Blanca ha desmentido que el primer presidente negro de EE UU hubiera planeado una cumbre en nuestro país.
Estamos batiendo plusmarcas de engaño. Nos prometen cosas consoladoras a sabiendas de que es imposible. Todo parece indicar que nuestro presidente da por hecho todo lo que ve en sueños, o sea, que tiene una desconexión absoluta entre la realidad y el deseo. Si llega a conocerle Luis Cernuda le retira la palabra nada más oírle por primera vez en la tele. ¿Cuántas ofertas se han quedado en eso? El pueblo español está cansado de oradores vacuos, pero convincentes. Se puede ser sincero y bienintencionado y tener al mismo tiempo los ojos claros y la cabeza vacía. Ahora resulta que prolongar la edad de jubilación que a mí me parece tan dolorosa como inevitable, también hay que matizarla. Los que vengan detrás que arreen, pero lo malo es que no hay gente.
Hay que tener mucho tiempo libre para darse una vuelta por esta lejana provincia del Imperio y Obama está muy ocupado. En su vasto país hay muchos pobres que cuando se ponen malos no tienen ni médico y corregir esa situación no sólo se las trae, sino que se lleva mucho dinero. Sigamos hablando de los muertos en Afganistán, de las salas de cine que cierran por la imposición del doblaje al catalán y del prodigioso taconazo de Guti, ese genio incomprendido. Al fin y al cabo es el último que ha hecho algo con pies y cabeza.
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