sábado, 8 de marzo de 2008

Isaías vivía en Euskadi, ¿dónde viven ustedes?

Isaías Carrasco vivía en Euskadi. ¿En qué país vive el lehendakari Ibarretxe cuando se niega a que se haga una lectura política de su asesinato? ¿En que país vive el popular Ignacio Astarloa cuando se atreve a poner maliciosamente en peligro el consenso de todos los grupos parlamentarios en un día como ayer y en un tema como el asesinato de un ex concejal socialista? Sólo la templanza de los demás partidos logró anoche que el triste espectáculo ofrecido, absurdamente, por el representante del PP en el Congreso, terminara por un nuevo e increíble enfrentamiento a propósito de la lucha antiterrorista.

Resulta lastimoso que en un día como ayer alguien estuviera dispuesto a distraer la atención del punto exacto en el que debería estar. En el País Vasco, en un lugar donde deberían dejar de hablar de terrorismo de ETA y empezar a hablar más claramente de asesinatos políticos, porque eso es lo que hacen los miembros de ese grupo y eso es lo que apoyan los votantes de Batasuna. Eso es lo que hizo ayer ETA: eliminar a alguien que representa una opción diferente de la que ellos defienden. Lo curioso es que en el País Vasco casi nadie quiere dar esa condición al asesinato de Isaías Carrasco: han matado a un hombre sencillo, normal, un hombre de la calle, decía el lehendakari, para quien eso suponía una "sobredosis de cobardía" (?).

La realidad es que a Carrasco no le asesinaron por eso, por ser un hombre normal y sencillo, sino porque representaba, sin la menor duda, una opción política, el Partido Socialista, contraria a Batasuna. Sería lamentable que la sociedad vasca negara a los familiares de los asesinados por ETA la explicación de su muerte, reduciéndola a la actividad de unos locos incontrolados. Sería no sólo lamentable, sino grave que la sociedad vasca no se diera cuenta de lo falsa que resulta la posición expresada ayer por el lehendakari : "Nos negamos a hacer una lectura política de este asesinato, dos días antes de las elecciones. Esto es simplemente un acto de barbarie". Una barbarie, sin duda, pero está claro también que tiene una lectura política, por mucho que los nacionalistas vascos quieran ocultarla. Si se encubre la realidad, decía Freud, termina por construirse todo un discurso sobre lo que se quiere ocultar. Eso es lo que le sucede quizás al PNV. ETA se está haciendo presente en la campaña electoral asesinando, pero no a cualquiera, sino a quienes defienden la pluralidad de la sociedad vasca. ETA optó hace mucho tiempo por una estrategia terrorista con objetivos estrictamente políticos e Isaías Carrasco no ha sido asesinado simplemente porque estuviera a mano sino porque era, precisamente, eso, un objetivo político. Porque pertenecía a un grupo que se opone a un planteamiento totalitario en Euskadi, es decir, por las mismas razones por las que ya han sido asesinados en Euskadi otros muchos miembros de su partido y del Partido Popular.

El asesinato de Carrasco no ha sido una sorpresa. Desde que ETA hizo público un comunicado amenazando a los socialistas, estaba claro que intentarían asesinar a algún militante del PSOE. Finalmente, lo han conseguido. Conmueve la pena que sentían ayer los militantes de los partidos que defienden el pluralismo en Euskadi. Todos, en el PSE o en el PP, se preguntaban ayer hasta dónde llegará esta nueva oleada de asesinatos políticos. Cuántos caerán antes de que los ciudadanos vascos hagan una lectura política de la situación y se pregunten: "Isaías Carrasco vivía en Euskadi. ¿Dónde vivimos nosotros?"

(Soledad Gallego Díaz, El País, 8 de marzo de 2008)

http://www.elpais.com/articulo/espana/Isaias/vivia/Euskadi/viven/ustedes/elpepuopi/20080308elpepinac_24/Tes

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