[...] Desaparecen también, sin avisar, una cabina de teléfono y, justo enfrente, una columna de ladrillo tosco que tenía un azulejo con la última cuarteta del poema Jornaleros (del libro Vientos del pueblo de Miguel Hernández) que conmemoraba el cincuentenario de los sucesos:
CASA VIEJAS 1933-1983
España, loma a loma,es
de gañanes, pobres y braceros.
No permitáis que el rico se la coma.
¡Jornaleros!
Miguel Hernández
CNT-ANDALUCÍACoronaba dicha columna un motivo que mezclaba engranajes, muelles, cadenas y demás aperos de labranza, alrededor de un “chambiri” hacia arriba. Hoy se encuentra en una plaza de la barriada del Matadero. Yo creo, y es mi opinión, que con tanto Benalup-Casas Viejas deberían devolverla a su sitio original. Todavía no me explico por qué se la llevaron de la alameda y por qué hicieron desaparecer aquella columna con ese azulejo. ¿Molestaba acaso? Ya sé que en una nueva plaza van a colocar un monumento más grande y más moderno sobre los sucesos (cosa que me parece acertada y lógica). Pero el encanto de aquellos versos y de aquel motivo tiene su razón ahí, en la alameda, rememorando la barbarie que siguió al eco de las pisadas de la Guardia de Asalto calle San Juan abajo. Ahí, donde estuvo desde un principio”.
Nueve años después el debate sigue abierto y yo sigo pensando lo mismo.
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No olvidemos que muchas de las víctimas de los sucesos eran militantes cenetistas. Es de justicia que se reconozca la autoría material e intelectual de aquella iniciativa. Porque a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.
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En cuanto a la omisión de "CNT-ANDALUCÍA" en el nuevo azulejo, han sido varias las voces que se han quejado, con razón, y han sido términos como desinformación, eliminación, mutilar, amnesia... los que se han manejado.
Personalmente siempre creo, desde un primer momento, en la buena voluntad de las personas. Así que quiero pensar que desde el Ayuntamiento de mi pueblo (o desde la Fundación Casas Viejas 1933) se ha cometido inconscientemente ese error, fruto de las prisas o el despiste.
Pero ya han pasado más de dos meses, tiempo más que suficiente para que haya habido una aclaración o una reacción.
Por lo tanto, lo que desde un primer momento puede interpretarse como un error cometido sin mala fe; en un segundo momento puede reinterpretarse como dejadez, desinterés o, lo que es peor, manipulación de la memoria histórica. Porque el que calla, otorga.
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Fran Sánchez Mazo
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