miércoles, 12 de marzo de 2008

ARTICULO

Carta con niño para Zapatero
Juan José Téllez (La Voz 12/Marzo/2008)

Intervenga para que un niño español recupere a su padre. Para que pueda crecer y desarrollarse con el afecto, los cuidados, la seguridad material y la atención que todo niño necesita. Ningún niño merece ser castigado y privado de ello por el simple hecho de que su padre sea extranjero. Es algo inadmisible moralmente para quien es padre. Y además injusto e ilegal, como ya ha establecido el Tribunal Supremo». Así comienza la carta dirigida por el periodista Juan Miguel León Moriche al presidente José Luis Rodríguez Zapatero, a comienzos del mes de febrero.

La campaña electoral, probablemente, le haya impedido echarle un vistazo a la correspondencia, pero seguro que ahora, cuando en nombre de todos los españoles tome de nuevo posesión de La Moncloa, podrá entretenerse en leer los trece folios de esa comunicación que habla de la expulsión sumarísima de un inmigrante indocumentado, por el simple hecho de estarlo, que ha supuesto la dolorosa separación de su familia desde hace justo un año. Ahora, su hijo, al que pusieron Xavier en homenaje al jugador del Barça tiene dieciséis meses. Su padre, Wilfredo Heredia, 27 años. Y su madre, Brenda Belén Abaguazu Patón, 21: «El niño vive con su madre en Algeciras, donde ella trabaja como empleada del hogar desde hace dos años. Gana 360 euros al mes».
«Por favor haga entrar en razón a la Subdelegación del Gobierno en Cádiz. Dé la orden para que permitan a Wilfredo Heredia Huanta volver desde Bolivia. Allí fue expulsado por el terrible delito de estar trabajando en España sin papeles -reclama Moriche, respaldado públicamente desde ayer por diversas ONGs-. El empecinamiento burocrático en no querer rectificar, en no anular la orden de expulsión no debe estar por encima del derecho de un niño a crecer y educarse junto a su padre».
El Defensor del Pueblo de Andalucía, a través de su asesor en materia de extranjería, ha actuado en el caso como mediador ante la Subdelegación del Gobierno central en Cádiz. A día de hoy, Wilfredo aún no ha podido regresar a España, pese a las intensas gestiones desarrolladas por la Fundación Márgenes y Vínculos y el Defensor del Pueblo. A pesar de la buena voluntad del titular de la subdelegación, Sebastián Saucedo, y de su equipo inmediato, este asunto, como muchos otros, ha chocado con la pétrea oposición de una técnica de dicho organismo que aun comprendiendo el factor humano de este caso entiende que la ley hay que aplicarla a rajatabla. ¿Sucede así en otras subdelegaciones? No, por cierto. Como tampoco la ley se interpreta de igual forma, a la luz de diversas sentencias que los defensores del regreso a España de Wilfredo esgrimen para sustentar su causa justa.
La responsabilidad, por supuesto, no es de la funcionaria. La culpa la tiene Franz Kafka y el frecuente homenaje que se le rinde desde la administración española. El curso de las elecciones del 9 de marzo nos impedirá saber cómo sería de mayor la niña electoral de Mariano Rajoy. Pero a mucho nos gustaría que en el retrato robot del niño de Rodríguez Zapatero, figurasen los rasgos de Xavi. Para que podamos ir construyendo un mundo que apueste por las ventanas y no por las ventanillas. Y en el que buscar trabajo o buscarse la vida no sea sinónimo de delito. Tal vez todos necesitaríamos firmar un contrato para que las leyes tuvieran que ver, de una vez por todas, con la justicia.

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