Tras la pista del 'Cisne Negro' (Juan José Téllez)
Mientras España toda y sus medios de comunicación bullen de pactos post-electorales, la otra piratería -la marítima- parece haber recobrado la calma chicha. Pero, aunque parezca mentira, hay quien sigue preguntándose a estas alturas el cómo, el cuándo y el dónde del tesoro encontrado a bordo de lo que han dado en llamar Cisne Negro y que, probablemente, se trate de varios pecios hundidos relativamente cerca de las costas de Málaga. Dado el buen semblante que presentaba Carlos III en las fotografías difundidas por ABC y que Odyssey intentó trastocar antes de distribuirlas a través de agencias, el tesoro no se encontró cuando se produjo el anuncio del hallazgo sino mucho antes. Quizá cuando, el pasado 29 de abril, el Ocean zarpó de Gibraltar sin declarar rumbo y se internó en aguas del Atlántico. Hay tal vez hubiera podido llevar a cabo un trasvase de la cuantiosa carga, por lo que la hipótesis de que las monedas viajaron por vía área desde el Peñón también perdería fuerza.
Las autoridades españolas saben que el 21 de Julio de 2006, con su capitán en busca y captura, el Odyssey zarpa hacia Falmouth y el 25 de diciembre reaparece al emprender la travesía desde Hull hacia el Estrecho de Gibraltar. Tres días más tarde, la subdelegación del Gobierno estatal en Cádiz notifica dicha circunstancia al delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en la capital gaditana: según dicho escrito, la Guardia Civil puede abordar al buque pero no arrastrarlo a puerto dada su envergadura. Por ello, se le sugiere contratar un remolcador para que realice dicho trabajo. La respuesta lleva fecha de 2 de enero, por boca de un alto cargo de la consejería de Cultura que firma la siguiente notificación: «Le comunico que, por el momento, eviten algún tipo de maniobra de este sentido, salvo que se conozca que la citada embarcación realiza cualquier actuación de carácter arqueológico no autorizada por la Junta de Andalucía». El 17 de enero, el Odyssey zarpa desde Gibraltar hacia el sureste y se le monitoriza a 25 millas de la costa de Málaga. Regresa a puerto el 1 de marzo y 30 días más tarde, llega el Ocean Alert desde el Atlántico pero sale de inmediato hacia el Mediterráneo. Regresa tres días después, pero siempre opera entre las 12 y las 30 millas náuticas al sureste de Gibraltar, siempre en aguas internacionales. La única franja española que atraviesan es cuando salen y entran del Peñón que, según el Tratado de Utrecht, carece de aguas propias.
El 29 de abril, es cuando el Ocean zarpa desde Gibraltar sin declarar puerto de destino rumbo al Atlántico. Pero el 15 de mayo vuelven a reunirse en Gibraltar. Entre el 16 y el 23 de mayo, el Ocean vuelve al mar de Alborán. Quizá es que se le había olvidado algo en los yacimientos expoliados. Su intervención -pura conjetura- habría sido solicitada por el Odyssey, un barco de menor envergadura, sin apenas playa de cubierta para levantar tan pesada y valiosa carga. A fin de cuentas, se trata de empresas distintas: los armadores del Ocean aparecen registrados como Ocean Management and Trading, en Saint John's, Newfoundland, en Canadá. La nave mide 71,4 de largo, 12,2 de manga, cala 5,1 y tiene un desplazamiento de tonelaje de 1.752. Es un barco multipropósito de investigación con capacidad para permanecer fijo en el sitio, mediante helices a babor y a estribor. El Odyssey, en cambio, viene a ser un arrastrero con 34,5 de largo, 7 de manga, 2,62 de calado y 186 toneladas de desplazamiento, más pequeño sin duda pero, en cualquier caso, sin posibilidad de ser remolcado por una patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, tal como se planteó en diciembre, seis meses antes de que tomasen el dinero y salieran corriendo. Ante las mismísimas barbas del Estado español.
publicado; Diario La Voz el 30/mayo/2007
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