lunes, 23 de marzo de 2009

FIESTA DE LA INDEPENDENCIA Y VAQUILLAS

Ha terminado la Fiesta de la Independencia que tiene como traca final en el fin de semana las famosas y casi monopolizantes vaquillas.
Con respecta a estas últimas, queremos agregar como opiniones las aparecidas en el Blog del Chori y en el blog de Salus. Al menos incitan a la reflexión, cosa que parece ser hace falta.
Chori
Pasó Vaquillas. Por fin sentado en casita, por fin pasó el agobio. Quiero hablar de Vaquillas, pero no de la música que suena en las Vaquillas (como casi siempre hablamos), ni de el dinero que dicen que se gana en Vaquillas, tampoco si hubo más o menos gente. Quiero hablar de Vaquillas desde mi punto de vista como dueño de bar que lleva 15 años currandoselo. Quiero hablar del descontrol ambiental que veo en los días de Vaquillas.


Quiero diferenciar dos tipos de ambiente: el ambiente de la gente sana, que sale a la calle a divertirse, que no quiere tener problemas, que da alegria trabajar con ellos (ante estas personas, nada que objetar, chapó por ellos).


PERO, despues está ese ambiente enrarecido, problematico, de gente pasada de rosca, gente que no conoce el significado del respeto, la tolerancia, la educación, etc. Estas dentro de la barra, de 12 de la mañana hasta las 3-4 de la madrugada, sin comer, sin dormir, sin descansar, y ves cada personaje que da pena, rabia, indignación. Se creen que son los amos del mundo, se creen que pueden hacer lo que quieren, se creen que el mundo es suyo y pueden hacer con él lo que quieren. Cada vez hay más gente pasada, agresiva, problematica, etc, que confunden la fiesta con el libertinaje. Gente robando, peleando, montada en los arboles, tirando botellas a la multitud, gente amedrentando a gente, y ya como extremo, ¿cuantas peleas ha habido este año?, ufff.


Entre mis 15- 30 años tambien habia este tipo de personas chungas, pero eran los menos, ganabamos por mayoria la gente enrrollada, pero es que hoy en día parece que el partido va empatado.


Estás en la barra y llegan gente que no te quieren pagar, que no te respetan, te vacilan, te amenazan, etc, y son muchos, ¡¡¡ ni José Tomás torea como nosotros los camareros!!!. Y no es cosa mia, hemos hablado muchas veces en las barras los demás dueños de bares y todos pensamos lo mismo, que cada vez hay más peleas, más gente descontrolada psiquicamente y que ésto es un descontrol.


Y os está contando ésto uno que tiene el bar en la zona más tranquila (Fuente del el Pijo) en cuanto a broncas y zeppelines de la marcha de Vaquillas. Pero me uno a lo que me cuentan El Pajarito, Rambo (En Ca Marie), Grego For, Tato, etc. Siempre me dicen que cualquier día va a pasar algo.


Aunque podría estar más tiempo dando mi opinion, ya acabo, que se está haciendo muy largo de leer.


P.D. 1: Por supuesto, un abrazo a esa gente buena que hacen que la Vaquilla sea una fiesta espectacular. Sin ustedes sería para cerrar y quedarse en casita.


P.D. 2: ¿que pensais sobre el tema?
Salus
Hay entradas que cuestan, que empiezas a escribirlas y no sabes si al final vas a pulsar el botón de publicar entrada. Esta es una de ella. Ayer me decía un amigo que estaba muy contento porque el modelo por el que se ha optado de condecoraciones los últimos años ha erradicado las disputas políticas en los plenos que celebraban la independencia. También ha pasado a mejor vida toda la lucha, que viene del siglo XIX, en torno a la independencia y el término natural y justo. Dos horas más tarde de esa conversación, fui testigo de la pelea más grande y cruel que yo he visto en mi vida. Había ido a lo de En Ca Marie a tomarme una copa y a ver si veía a mi hija. Serían las seis de la tarde. De repente, pelea, pelea, carreras para un lado y para otro, golpes, una botella, más carreras, muchas botellas, te invade la sensación de peligro, no sabes que hacer, ¿dónde está mi hija?. Dos bandos, los de abajo los conocía a todos, eran de aquí y habían pasado o estaban por el instituto, los de arriba no. Como si volviera el toro, la calle quedó despejada automáticamente, la gente metía barriga junto a la pared, algunas lloraban. Los menos desafiaban las posibles consecuencias de la batalla campal. Duró poco, pero las botellas volaban de un sitio a otro. Eran de litro, de plástico las cervezas o de cristal de wiskhy, una Cruzcampo de litro le dio en la cara a un antiguo alumno mio, cayó al suelo, al levantarse le dieron con otra de JB y volvió a caer. Como las tormentas, se hizo la calma, pero dos horas después vi a una antigua alumna a la cual no se le había cortado el ataque de llanto que le entró durante la batalla. Luego me dicen que ha habido muchas más peleas y que la del sábado a las tres de la mañana fue la más dura. Decía que esta es de las entradas caras, porque no quiero ser demagógico. Los que me conocen sabe que me parto la cara dialecticamente con los que demonizan a la juventud y que me gusta estar y pasarmelo bien con ellos. Soy conscientes de que este modelo de fiesta de la Independencia tiene muchos partidarios (sobre todo entre la juventud que la consideran su gran fiesta) y que da muchos réditos económicos y políticos. Luego están los padres y las madres que viven estos días con mucha inquietud, los que les molesta la suciedad y los desordenes que acarrea, los que no soportan la algaravía y suelen aprovechar el puente u otros muchos que tienen diversas opiniones. Lo cierto es que esta fiesta y los derroteros que ha tomado no deja indiferente a nadie. Personalmente considero que si se abriera un debate real sobre ella, los distintos puntos de vista que saldrían la podrían enriquecer. Ahí va el mío; creo que se le debería dar más importancia a los actos culturales, con especial atención a la historia local, y se tendrían que programar una serie de actividades tendentes a disminuir el número de peleas durante los dos días de fiesta de la primavera en la que se ha convertido esta celebración. Me refiero a actividades relacionadas con el orden público, pero también con la concienciación, aspecto este último que me parece imprescindible. ¿Qué tanto por ciento de los jóvenes que disfrutan de esta fiesta saben quienes son Alfonso Pérez, Ángel Guillén o Nicolás Vela?, por poner tres ejemplos. ¿Quién no está de acuerdo en que el mayor fracaso es aquel que viene de no saber gestionar el éxito? ¿Quién considera que la historia es un camino llano hacia el progreso continuo? ¿Quién opina que se dan las condiciones necesarias en este pueblo para que se produzca un debate de este tipo?. Me parece que voy a cliquear el botón de publicar entrada.

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