A pesar de los intermitentes apagones de luces, se hizo la charla y dió su fruto. Que dos chavales que nos encontramos por nuestras calles nos cuenten experiencias que han tenido más allá de donde alcalzan nuestros ojos, es sin duda jugoso. La treintena de persona que asistieron participaron activamente y eso se agradece. Los dos ponentes nos contaron sus idas y venidas en Guatemala y en Ecuador. Sus caras buenas y malas, la crudeza y sencillez de gente que se sienten muchas veces afortunados por el mero hecho de respirar.
Este tipo de charla hay que repetirla. Haber si nos damos cuenta que no hace falta grandes lumbreras de por ahí para contarnos cosas de aquí y que nos pasa a nosotros.
1 comentario:
para repetir, me ha encantado la charla
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