VUELTA DE HOJA
"Tirar del carro"
"Tirar del carro"
(Manuel Alcántara. Diario La Voz 5/XII/07)
Me refiero al carro de la compra. A diferencia del que robaron en la tontorra y popular copla, cuya sustracción ha sido sonoramente divulgada, ahora lo que nos están quitando es el contenido. Sólo los precios del suelo permanecen impávidos ante la crisis, pero llenar el carro de la compra es cada día más caro. Hay quien le echa la culpa a los cereales, que cada vez hay menos, y hay quien le echa la culpa a los políticos, que cada día abundan más.
Me refiero al carro de la compra. A diferencia del que robaron en la tontorra y popular copla, cuya sustracción ha sido sonoramente divulgada, ahora lo que nos están quitando es el contenido. Sólo los precios del suelo permanecen impávidos ante la crisis, pero llenar el carro de la compra es cada día más caro. Hay quien le echa la culpa a los cereales, que cada vez hay menos, y hay quien le echa la culpa a los políticos, que cada día abundan más.
Siempre ha sido mal año por poco trigo y en los seis o siete últimos el consumo mundial está siendo superior a su producción. En los países subdesarrollados, que siguen siendo casi todos, puede llegar un momento en el que el pan nuestro de cada día no comparezca en la mesa más que un día sí y otro no. En cambio, en las naciones donde el desarrollo no se ha iniciado no existe esa alarma ya que el pan, que según los poetas «premia y bendice», no ha hecho acto de presencia nunca. Y no hablemos de la pasta, las galletas, la leche, los huevos, el azúcar, el aceite, la ginebra y otros productos de primera necesidad que sólo conocen por referencias.Al encarecimiento que se avecina y que ya está empezando a asomar la pata negra -se ruega no confundirla con la de los jamones de buena crianza- le denominan los economistas cambio de ciclo. Cuando cambian los aires económicos, si es para bien, los instalados tomamos precauciones para no resfriarnos, pero los pobres cogen unas pulmonías tremendas. Tan graves que en muchos casos les impiden contraer otras. En cualquier caso, hay que seguir tirando del carro de la compra. Pesa lo mismo, pero su contenido cuesta al año 1.200 euros más, o sea que hay que hacer más fuerzas. Cuestión de energía. Lo malo no es no poder ahorrar dinero sino no poder ahorrar esfuerzos.
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